Se te quitará el miedo a las alturas.
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Desde su creación, allá en el año 1999, la franquicia bélica "Medal of Honor" ha conseguido hacerse un hueco de importancia dentro de su género. Para ello ha ofrecido constantemente a los usuarios emocionantes batallas, representaciones realistas de la historia más cruda de nuestro planeta, y características jugables lo suficientemente interesantes como para enganchar aún con el pasado de más de 10 entregas. Pero todo en exceso agota, más teniendo en cuenta que el planteamiento del juego, por su estilo, no es muy dado a las innovaciones. En esto debieron pensar los chicos de EA Los Ángeles a finales del 2004, cuando decidieron que se iban a poner manos a la obra para poder sorprender en una de las próximas ediciones de Medal of Honor. Su idea era crear un juego mucho más libre, donde no tuviéramos puntos definidos de inicio y final de nivel, y en el cual todo se desarrollara desde un punto de vista distinto al habitual en otros episodios de la serie. Para conseguir tal objetivo pensaron en convertir a los paracaidistas en los protagonistas del producto. La desarrolladora buscó la supervisión de un experto en fuerzas de paracaidistas e historia de la Segunda Guerra Mundial, y se pusieron manos a la obra. Unos años más tarde tenemos el resultado de su trabajo entre nosotros: "Medal of Honor: Airborne", uno de los mejores juegos aparecidos dentro de la franquicia.
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La historia del juego nos pone en la piel de Boyd Travers, un paracaidista de la División Airborne 82 de los Estados Unidos que se encuentra en plena Segunda Guerra Mundial. Todo comienza en 1943, con la operación Husky, en la cual nos adentramos en Italia tras tirarnos en paracaídas mientras nuestros enemigos intentan abatirnos a distancia. Una vez cumplimos con éxito nuestra tarea en tierras italianas, viajaremos hasta Grecia y Francia. Y no creáis que por ser paracaidistas no estaremos cerca del mítico desembarco de Normandía, porque formaremos parte del grupo de soldados lanzados a tierra la noche antes del ataque para despejar el camino hacia Francia. En última instancia, y tras superar muchas situaciones de riesgo, Travers pondrá los pies en Alemania junto a otros 30,000 paracaidistas en la mayor caída de éste tipo de soldados en la historia militar. Un recorrido por la historia que nos permitirá vivir las cosas desde un punto de vista distinto al habitual, y que no sólo afecta al argumento, sino también a la jugabilidad.
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Jugabilidad
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Como ya hemos dicho, la intención de los desarrolladores con "Medal of Honor: Airborne" ha sido la de ofrecer libertad y un concepto distinto de juego respecto a otras entregas. Para lograr esto las distintas misiones en las que participaremos comenzarán siempre de la misma manera: con nosotros tirándonos en paracaídas hacia el campo de batalla. En éste momento será decisión nuestra elegir a dónde queremos ir mientras descendemos. Los trazadores de rutas habrán marcado con humo de color verde las zonas seguras, por lo que no será mala idea tratar de aterrizar en ellas si no queremos recibir un disparo en la cabeza a las primeras de cambio. Para aterrizar podremos mover los sticks de control y usar el botón A con el objetivo de estabilizarnos. Al comienzo será un poco complicado, pero no tardaremos en comprender su funcionamiento y comenzar a realizar aterrizajes perfectos. Si hemos bajado en una zona de humo verde seguramente veremos a otros soldados de nuestro ejército corriendo a sus posiciones de asalto. Todos cuentan con inteligencia artificial basada en objetivos, así que si les seguimos llegaremos al lugar más cercano en el cual debamos llevar a cabo alguna tarea. Pero si queréis un poco más de emoción y riesgo, podéis tratar de seguir rutas alternativas hacia éstos lugares calientes. Para ello podréis echar mano de la brújula, situada en la esquina izquierda de la pantalla, y que nos marcará un amplio espectro de detalles, como la situación de los objetivos que debemos destruir. Si no queréis dar tantas vueltas u os apetece meteros en una misión suicida, en medio del descenso en paracaídas podéis tratar de localizar los objetivos. En éste caso lo más posible es que descendáis en medio de una pléyade de enemigos, con lo que la supervivencia se torna complicada (pero no imposible). Decisión de cada uno es valorar qué opción le atrae más en cada momento o cuál es más positiva para los intereses de la misión.
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Cada misión cuenta con distintos objetivos a realizar, pero no existe un orden predeterminado para cumplir con ellos. Por ejemplo, habrá que eliminar elementos del ejército enemigo que se encuentran desperdigados por todo el campo de batalla. Será posible ir a destruirlos en el orden que más nos apetezca. Cada vez que cumplamos con éxito un objetivo específico éste se borrará de la lista de pendientes y pasaremos por un punto de control. Pero no penséis que al morir comenzaréis desde éste punto, nada de eso. En lugar de ello volveréis a tiraros en paracaídas, como la primera vez, siendo posible ahora buscar otro punto de aterrizaje más conveniente. De ésta manera, y sabiendo que los aterrizajes se pueden combinar con movimientos de muerte, o con la búsqueda de zonas de descenso secretas, el juego gana en variedad y frescura.
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El sistema de juego en tierra cumple con las bases del género, permitiéndonos llevar a cabo los movimientos habituales en toda entrega de la franquicia. Saltaremos, nos agacharemos, podremos ponernos a cubierto, y cómo no, hacer uso de un realista surtido de armas. Será posible cargar en todo momento con tres armas distintas, una de ellas la siempre útil pistola de mano. Además, contaremos con dos tipos de granada, las cuales podremos retardar con el objetivo de sorprender a nuestros enemigos en el momento más oportuno. Por si esto fuera poco, las armas de fuego cuentan con un sistema llamado gatillo certero, el cual nos permite disparar con mayor precisión a la acostumbrada. Y no sólo eso, sino que durante la partida, y como hacen los soldados en la realidad, podremos mejorar nuestras armas. Obtendremos mejoras de armas al realizar acciones arriesgadas o de gran puntería, como muertes continuadas o disparos en la cabeza de notable precisión. Cuando recibamos una mejora ésta se aplicará a nuestro arma (veremos cómo gana una estrella) y contaremos con unos segundos de inmunidad y munición ilimitada mientras un efecto gráfico ralentiza la acción.
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La dificultad, que se presenta en tres niveles distintos, es alta, por lo que no serán pocas las veces que nos veamos obligados a repetir un trozo de la misión por habernos despistado. En parte, ésta dificultad se debe a la locura con la que nos atacan algunos de nuestros enemigos, especialmente en zonas cerradas. Su inteligencia artificial, por desgracia, no es gran cosa, por lo que cuentan con unas reacciones prefijadas en su totalidad para cada situación. Si lanzamos una granada, escaparán hacia la dirección que mejor les quede, casi siempre la nuestra, con lo que morirán rápidamente. Si estamos cerca de ellos, a escasos metros, y somos silenciosos, ni nos verán, e incluso se dejarán matar prácticamente a bocajarro. Por su parte, cuando nos vean (porque hayamos disparado cerca o contra ellos), no dudarán en salir hacia nosotros como si fueran luchadores de wrestling para azotarnos puñetazos incansablemente. Parece que tengan más confianza en sus brazos que en todo el armamento que llevan encima. Y sus golpes directos, dado que provocan reacciones en el filtro de pantalla que nos distorsionan, son bastante molestas. Nuestros compañeros también ayudan en ocasiones al asunto de la dificultad. Sobre todo cuando se interponen entre nosotros, el enemigo, y una granada que hayamos lanzado. Pero como no todo debe ser malo, siempre podemos dejarles avanzar mientras nos quedamos en la retaguardia para disparar desde lejos mientras los alemanes les arrean puñetazos con sus puños de acero.
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"Medal of Honor: Airborne" no es excesivamente largo (por lo que se agradece la dificultad), pero tiene una buena lista de logros esperando a ser recolectados. Aviso a los cazalogros que crean que el juego es demasiado complicado: si hacen el truco de recuperar vida no conseguirán ninguna de éstas recompensas. Como complemento al modo principal tenemos la indispensable modalidad online, donde es posible hacer uso de tres opciones distintas: Batalla de equipos, Batalla de equipos Airborne, y Objetivos Airborne. En el segundo modo los aliados descenderán en paracaídas, mientras que los jugadores pertenecientes al eje deberán defender su territorio desde el suelo. Finalmente, en Objetivos Airborne la misión de cada bando será la de conseguir las tres banderas del mapa.
Gráficos
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Ya estamos acostumbrados a que los episodios de ésta franquicia nos sitúen a la perfección en el conflicto bélico elegido, por lo que el resultado obtenido con "Medal of Honor: Airborne" no nos sorprende. Desde los segundos previos al primer lanzamiento real, cuando nos encontramos en el avión rodeados de nuestros compañeros, y las luces comienzan a brillar indicando que debemos saltar, ya estamos metidos en el papel del paracaidista protagonista. La sensación de estar descendiendo lentamente mientras vemos a los demás soldados bajar con sus paracaídas es otra de las experiencias que nos ayudarán a meternos más en el papel. Esto se incrementa cuando el lugar por el cual estamos descendiendo es de un interés mayor, como la playa de Utah. Una vez caemos al suelo la situación nos sonará familiar. Veremos a los demás soldados avanzando ordenadamente, y nos moveremos por decorados que representan estupendamente los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Por desgracia, si bien el diseño y la ambientación están cuidados, no ocurre lo mismo con la interacción. Apenas podremos destruir elementos del escenario, y nuestras balas dejarán un rastro discretísimo allá donde impacten. En éste aspecto esperábamos un poco más de destrucción y espectacularidad.
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En cuanto al diseño de personajes, cumple perfectamente, mostrando soldados realistas de movimientos creíbles y justificados. Sólo en algunas ocasiones veremos cuerpos volando de manera exagerada al recibir algún impacto de bala. A destacar cómo se caerán los cascos de los soldados cuando una bala los roce de forma amenazadora.
Música & Sonido Una vez más, la banda sonora cuenta con el excelente trabajo de Michael Giacchino, conocido compositor que ha trabajado en numerosas entregas de la franquicia, siendo el responsable de su canción principal. Según el músico, la banda sonora de "Medal of Honor: Airborne" está basada en canciones de anteriores juegos, habiéndolas modificado con un aspecto más oscuro para encajar con la peligrosa aventura de las tropas de paracaidistas americanas. El sonido, por su parte, también está diseñado de manera excelente, representando con realismo y crudeza el sonido de las armas y los impactos. Las voces que escucharemos estarán en los idiomas correspondientes (menos los americanos, que hablarán en español), por lo que oiremos una variedad notable de gritos, llamadas y pequeños diálogos.
Conclusión El cambio de estilo en cuanto al inicio de las misiones y la forma de llevar a cabo los objetivos agradará a los seguidores de la franquicia. Aún así, son novedades que no convierten a "Medal of Honor: Airborne" en un juego revolucionario, ni tampoco son suficiente como para que se coloque por delante de muchos otros FPS aparecidos en la consola de Microsoft. Sí tiene lo necesario para entretener, especialmente una vez hemos avanzado hacia las misiones más interesantes del juego, y la rejugabilidad se apoya en el modo online, que escueto, hace su trabajo como complemento.